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Entre los tipos y grados de disfagia de los cuales hemos informado en otras publicaciones, es importante hablar de la fagofobia o también conocida como disfagia nerviosa. Se trata de un miedo aparentemente irracional a atragantarse, con unas sensaciones por parte del paciente en las que nota que su garganta está más estrecha, incluso puede que lo esté por la tensión que le provocan los nervios. Puede aparecer a cualquier edad, sin embargo es más común que en la población infantil o también en adultos que sufren algún problema en el control de la deglución de la comida o los líquidos y son muy conscientes de ello.
Los pacientes con este tipo de disfagia pueden llegar a sufrir desnutrición en casos muy severos o situaciones de ahogo por el mismo miedo que no les permite tragar con seguridad y el bolo alimenticio o el líquido se desplaza por las vías respiratorias.
La disfagia nerviosa se puede confundir con una anorexia nerviosa o por un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), por eso es muy importante hacer un diagnóstico diferencial bien hecho y a tiempo, antes de llegar a una situación límite. Los alimentos para disfagia pueden ser de gran ayuda para los pacientes con disfagia, con una correcta adaptación de sus dietas para poco a poco introducir alimentos más sólidos de ser el caso.
¿Cuál es el origen y cuáles son las consecuencias de la disfagia nerviosa?
La causa inicial de la disfagia nerviosa suele ser por alguna situación anterior que ha provocado mucho estrés en el momento de la deglución. Puede ser que la ingesta rápida de sólidos o incluso de líquidos, haya provocado un momento de estrés con mucha tos, vómitos o una sensación momentánea de ahogamiento o atragantamiento.
En cualquier caso, se relaciona con un hecho muy desagradable que provoca la aversión a la hora de comer, cuando debería ser un momento de placer. Esta preocupación se convierte en nerviosismo e incluso ansiedad, por eso algunas de las estrategias o técnicas para revertirlo tienen parecido con las mismas que se utilizan para el trastorno de ansiedad.

Tratamiento y ejemplos para una dieta adaptada para disfagia
Algunos de los tratamientos para la disfagia nerviosa, tienen relación con estrategias y acciones concretas, relacionadas con la psicología o logopedia. Por ejemplo, una manera de afrontarlo es trabajando la ansiedad por sí sola. Si bien la ansiedad debe aparecer a la hora de comer, se puede trabajar en otros espacios y momentos sin relacionarlo directamente con la comida, ya que esa relajación y trabajo, tendrán resultados satisfactorios también relacionados con el momento de comer. Se pueden utilizar estrategias de juego, así como tácticas de gestión de la atención para centrarla en otros aspectos que sean que no tengan relación con la comida. Existen ejercicios vocales, de estiramientos e incluso de meditación, que ayudan a relajar los músculos facilitando una deglución segura.
Paralelamente, a la hora de comer, se puede proponer una dieta adaptada para asegurar la correcta nutrición del paciente. Por ejemplo, con un menú para disfagia de preparación instantánea, para almuerzos y cenas, indicado especialmente para personas con problemas de masticación o disfagia. Otra opción pueden ser los geles texturizantes o los espesantes para aumentar la viscosidad de ciertos líquidos o comidas trituradas a cualquier temperatura.
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